El inicio

Era largo el amor bajo los pinos.
Pequeños como espigas, nuestros cuerpos
Habían descubierto manantiales
De adelfas y jazmines
Dormidos en la piel.
Los labios extendían
Su hermosa dictadura
Como si fueran ráfagas
De un viento inagotable,
Y en la memoria el tiempo dispersaba
Las primeras semillas de una lumbre
Dulcísima y feroz.
Yo jugaba despacio con el rubio
Milagro de sus trenzas,
Modelaba en mis manos su ternura
Hecha barro reciente y ofrecido.
Y ella, toda universo, me miraba,
Duradera y fugaz, como una aurora.
Era largo el amor, y prodigiosas
Aquellas horas lentas
Tan repletas de luz, tan regresadas
A través de la lluvia.
Mas, ¿era aquello amor, o solamente
La vida que brotaba
Fulgurante y sumisa ante nosotros?
Entonces no sabíamos
Dónde estaba el secreto de los astros
Y la respuesta anclada, lejanísima,
Nunca rompió el sigilo.
Pero adentro, en las hondas
Veredas de la sangre,
Un ancho patrimonio de volcanes
Resonaba.


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Poema El inicio - Antonio Porpetta