Hombre, descansa. De tu hogar ahuyento
El nocturno terror y estoy en vela.
Sombras de muerte cuyo soplo hiela,
Con mi agudo clarín os amedrento.
Huya la luz y te descuide el viento,
Por preludiar su dulce pastorela.
Contra el mal, poderoso centinela,
A su paso espectral estoy atento.
No te inquiete el horrísono alarido
Que escuches en tu sueño, por la vana
Pesadilla maléfica oprimido.
Ya pondrá fin a su croar la rana,
Y yo, con alegrísimo sonido,
Entonaré la jubilosa diana.