El equilibrio de la muerte

El día que muera el sol
Y la noche sea compañera infecunda
Juntos Todos ciegos y poderosos
Abrasaremos esa última creencia
Para volvernos un solo rostro.
Desencantado al fin vendrá el silencio
como un chubasco de diamantes.
El día que muera
los vientos arrasarán las pieles
Por el vacío espacio en que ya nada se escucha
En que a nadie ya le importa la tristeza
Ni los dientes perfectos de la luz.
Te veré gemir con tu rumor de agua
Con tu gastado surco iridiscente
En esa voz delgada surgiendo de la noche
Detrás de los arbustos
Como si fuera un caudaloso río que ya no se detiene
Por ti por ella por esos
Y Todos los que nunca se quejaron.
Y nada habremos de extrañar de aquella polución
Porque tu luz de incendio dominará aquel átomo
Mientras mutamos en polvo.
Con su calor opaco circulará tu grito último
Tus ojos sin remedio tu voluntad de fiera
Hasta fundir cristal y roca
En el fuego continuo del rostro que seremos.


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Poema El equilibrio de la muerte - Adán Echeverría