El círculo amenaza con cerrarse
y terminar la órbita iniciada
en un tiempo sin memoria,
en un tiempo que renueva
el irrumpir del gesto preludiando
el acecho tranquilo del reproche.
Un tiempo cercano a algún aroma
perdido,
o encontrado quizá y despojado,
ajeno ya a honores viejos,
a latidos, a manos,
a sueños placenteros. Mi sombra
no debe deslizarse tras ninguna.
Mi huella borrada cada día
secará desiertos de sed
y el círculo perfecto por soñado
podrá enlazar sus manos,
tendidas hoy como amantes sobre olas,
calladas hoy como velas en penumbra.