El bermellón a manchas se mostraba
En el pardo, y azul con vario adorno
Del blanco y jalde realzado en torno
Sobre Titán, que ya su ardor negaba.
La negra noche a más andar se entraba
Del claro día escuro desadorno,
Cuando los ojos a una parte tomo
De un alto bien dudoso, que esperaba.
¡Gloria del mundo! digo, y luego veo
De gloria el suelo, calle, y mi alma llenas
De una luz, que salió, que a Febo alcanza.
Alégrate de hoy más, dijo, Liseo,
Que quien también amó sufriendo penas,
Sabrá estimar el bien de la esperanza.