No todo se ha perdido,
Queda el cedro
Resistiendo el flagelo
Del invierno.
Quedan los esqueletos
De las hojas,
Que jóvenes lucieron.
Queda el crujir,
Bajo mi paso incierto,
De sus frágiles huesos
Que verdes y lozanas
Nervaduras,
Una vez fueron.
Ya no veré brotar
Las nuevas frondas,
Cuando renazcan
Estaré muy lejos
Y crujirá mi cuerpo
Cual las hojas,
Cuando me pise el tiempo.
Sólo percibiré desde
Las sombras,
El aroma de cedro.