A la memoria de Haroldo Conti
Al principio
Fue igual que el árbol de Haroldo:
Sentir que un surco se abre paso por dentro
A la mitad del cuerpo,
Unido a la noble sensación de estar
Sobre el camino
En forma de cosquilleo, de inquietud.
Por esto me decidí a escribir
Un poema del camino
Y a pesar de mis fracasos
Hice una o dos Canciones
Adelgazadas y sucias por el uso.
Las saqué en limpio sobre una gran mesa de pino
Y con ellas he conseguido acompañarme
Bajo los estruendos de la lluvia
Y la pólvora.
Han dejado su rastro
En este libro de caminos.
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