Corazón de musgo y piedra
Aletargado hace siglos,
Hoy vuelves a palpitar
Ofreciendo tu acertijo.
Desde tu oculta atalaya
Al borde del precipicio,
Viste nacer y morir,
Del mundo cumpliendo el rito.
Manos pidiendo clemencia,
Y ante los dioses, ser dignos,
Grabaron tu áspero dorso
Con indescifrables signos.
Sueños igual que los nuestros,
Los ojos del mismo brillo,
Y el correr de las centurias
Con su dorado polvillo
Nos propone en la distancia,
Al filo del infinito,
La vaciedad de la nada
O el albor de un Paraíso.