DespuÉs de la tormenta

Cuelgan las nubes sobre el día

Como una sucia piel curtida

O la panza de un animal

Dispuesto para turbios sacrificios

Ante los filos de la luz y el frío.

Aún tiemblan los vidrios

Con el impacto del pedrisco

Y en la aspereza del asfalto

Palpita y se deshace

La mínima blancura de los hielos,

Como siembra a destiempo

Que ni el cuervo siquiera

Codiciará.

Pasajera furia

Que sobrecoge, súbita, deslizas

En el oído un fondo percusor

Sobre el que vuelve a florecer la vida,

Feraz como el vapor de los jardines,

Mientras arriba

Las inquietas puntadas de la luz

Abren en la grisalla

La imagen espectral

De un asombro para dubitativos.


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Poema DespuÉs de la tormenta - Jordi Doce