Cuelgan las nubes sobre el día
Como una sucia piel curtida
O la panza de un animal
Dispuesto para turbios sacrificios
Ante los filos de la luz y el frío.
Aún tiemblan los vidrios
Con el impacto del pedrisco
Y en la aspereza del asfalto
Palpita y se deshace
La mínima blancura de los hielos,
Como siembra a destiempo
Que ni el cuervo siquiera
Codiciará.
Pasajera furia
Que sobrecoge, súbita, deslizas
En el oído un fondo percusor
Sobre el que vuelve a florecer la vida,
Feraz como el vapor de los jardines,
Mientras arriba
Las inquietas puntadas de la luz
Abren en la grisalla
La imagen espectral
De un asombro para dubitativos.