Prolóngase tu doncellez
Como una vacua intriga de ajedrez
Torneada como una reina
De cedro, ningún jaque te despierta.
Mis peones tantálicos
Al rondarte a deshora,
Fracasan en sus ímpetus vandálicos.
La lámpara sonroja tu balcón;
Despilfarras el tiempo y la emoción.
Yo despilfarro, en una absurda espera,
Fantasía y hoguera.
En la velada incompatible,
Frústrase el yacimiento espiritual
Y de nuestras arterias el caudal.
Los pródigos al uso
Que vengan a nosotros a aprender
Cómo se dilapida todo ser.
Tu destino y el mío, contrapuestos,
Vuelcan el apogeo de la vida
Febril e insomne que se va, en la ida
De un cofre que rebosa
Y se malgasta en una fecha ociosa.
Las monedas excomulgadas
De nuestro adulto corazón
Caen al vacío, con
Lúgubre opacidad, cual si cayera
Una irreparable sordera.
Y frente al ínclito derroche
De los tesoros que atesora
El yacimiento de las almas, algo
Muy hondo en mi se escandaliza y llora.