Tras las máscaras máscaras me acechan.
Álvaro de Campos
El comienzo es siempre una simiente que mejora el crimen y el silencio.
O sobre el pecho, esta escalera de mundos que no llegan a ninguna puerta,
a ninguna cerradura. Que demoran mi temor de no morir ajeno,
por no decir que el tiempo me visita.
Vivir consigo mismo es tan difícil,
cuando lo único cierto es un tambor de pieles que los otros rompen
para levantar sus voces. La majestad del hueso, que asienta su cardumen,
sobre el podrido eje de una tierra fría.
¿Pero sabrá el otro, que enarbola su canto desde las entrañas,
que yo también existo? ¿qué también yo canto?
Aunque la realidad no puede ser el otro,
porque sé que tampoco soy yo mismo: un espejo astillado bajo la luz caliente…
Y la poesía, obra pura que derrota mi lugar en este sitio.
HERMOSO MONSTRUO. Reflejo fiel del ser humano que no construye
ni destruye nada. Acaso tú, la más segura de las máscaras que tuve,
la más desvergonzada; no terminarás siendo otra cuando alguien
pase tus páginas sin entenderte.
Cuando alguien piense este canto, para todos.