Defensa de la familia

Aquí donde no tienen cabida los maricas

Y a cometer los propios errores se prefiere

Cometer los errores tranquilos de los padres,

Uno es merecedor de este legado:

Seguridad y pan,

Paz y severidad y algún consejo.

Y, piénsalo, no es poco

Si tras esa ventana miras el mundo hostil

En donde los extraños a su vez se amontonan

En cómodas colmenas y contraen

También sólidos vínculos frente a ti y a los tuyos.

Un modo complicado

De sentirnos seguros, la familia.

Porque probablemente es cierto todo eso

De que se hará por ti lo que haga falta,

Que responder de ti para eso estamos

Y que en cualquier momento, porque nunca se sabe.

Y luego están las fotos, los recuerdos,

Verano aquí y allá, noches de Reyes,

Tantos besos ruidosos en mejillas que lloran,

Cumpleaños, juguetes… Y todo agradecible.

No hay duda, te enseñaron

Muy bien cómo se juega a la familia:

Intereses y afectos, en sutil equilibrio,

Delimitan el campo donde mueves las piezas,

Y lo que resta al fin es un modelo

Y una conciencia, un orden de la dicha.

Así que nunca cortes

Un árbol que es más viejo que tú mismo

Y haz pronto de tus padres abuelos complacientes.

¿O vas a aventurarte entre vados ajenos

A pecho descubierto, con tu cara

Y ademanes – pardillo-, solamente

Por no deber a nadie, a ver, qué logros

O cuál identidad que no repita

Esa mirada en sepia de cuantos te preceden?

Alguna noche ociosa,

Mientras la porcelana duerme el sueño

De las cosas inútiles y adorna

Para nadie el jarrón y están los cuadros

Contentos de ser manchas en la pared del fondo,

Tú te preguntas

De dónde viene esta capacidad

De adaptación y si imitamos tanto

Por puro instinto de supervivencia,

Si habrá algo esencial que aún ignoramos

Sobre nosotros mismos, otra forma

De no ofender a nadie y ser distintos.

Y si en el mundo queda todavía

Una maldita cosa que sea gratis.


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Poema Defensa de la familia - José Luis Piquero