¡Cómo decir
los andamios perdidos entre algas verduscas!
¡Cómo regar el agua y limpiarlos
sin austeridad!
¡Cómo tocar la cuerda precisa de su voz:
cantarme el cuero que falta!
Otra vez haciendo de las suyas,
los asuntos metafísicos.
En el crepúsculo del sueño
enmendamos…
Se presionan cada una de las vértebras,
amando en Morse los hombros;
labios de macho cabrio…
La palabra,
– como si fuera cuerpo –
luna en el crepúsculo del sueño.