Prendido lo vi cuando estaba el carpintero
El nido trabajando con su agudo puñal
Y era un ronco y constante picotear de acero
En el tronco astillante de la palma real.
Mecientes de las auras el soplo matinal
O en tierra ya las fibras del profundo agujero,
Se las iba llevando en ci pico un jilguero
Que en la copa tejiera su pequeño nidal.
Mi vida es como el árbol erguido y altanero;
Devora sus entrañas un feroz carpintero,
Alegra su ramaje un lírico jilguero.
Es el árbol del bien y es el árbol del mal;
El dolor sus reliquias ofrece al ideal
Y resuena en la cumbre el cántico triunfal.
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