Mi abuela está sentada: es una joven
De esbelto rostro frágil
Sobre el altivo cuello: miro inmóvil
La pupila en tinieblas que la mira
Desde un abismo: si volviera
No más los ojos a la barba triste
Del padre sonriente, se animara.
Pero mi abuela sigue inmóvil, joven.
Se ha de poner en pie muy pronto.
El día la arrastrará consigo hasta el zaguán
Mientras la calle vibra al choque cósmico
De casco y casco. Se ha perdido.
Cuando la vuelva a ver, será una anciana.
Pero en tanto, serena, inconmovible,
Sigue mirando hacia la sombra inmensa,
Su esbelto rostro frágil
Sobre el soberbio cuello.
Es una joven.
Está, sencillamente, allí sentada.





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