¡Ahí va!
Una camisa cabizbaja
Vistiendo uno de los tantos cuerpos de dioses
Y sí que las hay
Almas en parapeto
Detrás de atuendos disímiles, hermosos cuerpos
Para olvidar su vacío
su perturbada penumbra
Y doy gracias
A pesar de mi sombra decadente
A pesar de que Teresa proclame
“me gusta tu pelo, así
como lo tenías debajo de mis dedos”
Confió en la desnudez de los espejos.