Me llaman en la noche, pero ¿quién? ¿Desde dónde?
Siento el pulso indeciso de una mano tendida
Que me busca. Pregunto, pero nadie responde.
¿Se trata de un encuentro o de una despedida?
Puedo escuchar latidos perdidos en la niebla
Quizá el abatimiento de un corazón desierto.
Un hondo pesar llega de lejos y me puebla
De angustia como si alguien se hubiera herido o muerto.
¿Quién es?¿Quién es? ¿Quién busca compartir esa carga
Demasiado pesada, ese andar lastimoso?
¿Por qué un dolor ajeno me conmueve y me embarga
Sumiéndose hasta el fondo de mi alma, como un poso?
Amigo que has quebrado tiempo, espacio y destino,
¿por qué ignoto misterio floto en tu marejada?
Trenzados, deambulamos por el mismo camino
Pero mi carga es leve y la tuya pesada.
Recibe mi mensaje de luz sobre tu noche
Quebrando a contragolpe tu espejo de suicida;
Tu soledad inmensa no merece reproche
Porque solos llegamos y dejamos la vida.
Calla, escucha y comprende que ambos somos el mismo.
Nuestro dolor se alivia compartido entre dos.
Yo también he clamado desde el profundo abismo
Y he sido rescatado por la mano de Dios.