Lo llamaste destino, fueron sólo
Brazos de una mujer que te envolvieron,
Unos labios muy dulces, como el sueño.
Nada pudiste hacer, sólo vencerte
Hacia ese amor de mar embravecido.
Destino lo llamaste, y fue el enigma
De un cuello que se inclina, el abandono
Fatal de unos cabellos. Uno a uno
Ordenó los instantes, como adobes
Que levantan murallas sin memoria.
(1 votes, average: 5.00 out of 5)
Versos similares:
- A circe ¡Circe, diosa venerable! He seguido puntualmente tus avisos. Más no me hice amarrar al mástil cuando divisamos la isla de las sirenas, porque iba resuelto […]...
- Sueño Te llamé. Me llamaste. Brotamos como ríos. Alzáronse en el cielo los nombres confundidos. Te llamé. Me llamaste. Brotamos como ríos. Nuestros cuerpos quedaron frente […]...
- Voy a escribir un libro Voy a escribir un libro que hable de las (poquísimas) mujeres de mi vida. De mi primera novia, que me enseñó el amor y las […]...
- Cuarteto persa Deja la sombra y paz de tus hogares, Ven al huerto de mirras y azahares. En medio al arrullar de las palomas, Vivamos el Cantar […]...
- Tus cabellos se debaten Tus cabellos se debaten en lucha fatal con el viento. Yo los podo si admirarlos puedo sin cogerlos. Participas, asimismo, de la verticalidad desordenada de […]...
- Cazadora Llevo en las fauces El trago blanquecino Y amargo de tu cuerpo Aun tengo en los dientes Pedazos de tu carne Limpio los residuos con […]...
- Heredad Se pone el sol Y la sombra de los árboles Se funde con la tierra. De regreso, Un hombre Inclina la fatiga De la que […]...
- A una doncella que se hizo preñada y decía que estaba opilada de comer leche Si estoy despierto, no sueño; exceso de leche fue la dolencia de la que se ocasionó de un ordeño; no lo pasa en aguileño, que […]...
- Siquiera este refugio (iv) Hoy, habitada la casa, descubres el asombro que la manden firme, en pie. Y aunque no lo recuerdes, unos ojos dormido ocupan sus salas, unos […]...
- De yedra, roble y olmo coronado De yedra, roble y olmo coronado, Al pie de vna copiosa y verde enzina Por cuyo tronco y ramas encamina Dorada vid su laço enamorado, […]...
- Diana de gales Tú no seleccionaste tu destino. Alguien posó su dedo en tu cabeza Y te injertó ramajes de realeza: Falsa consagración sin pan ni vino. Acaso […]...
- Segunda columna o metáfora de la vida Segunda columna o metáfora de la vida y de la muerte de la Reina Nuestra Señora Nace en el suelo la azucena pura, mas su […]...
- Reverdecer Soy un árbol que tiene varias ramas marchitas Como un injerto mustio incapaz de dar flor. En el bosque tupido me rodearon de zarzas Y […]...
- Somos el cuchillo sangriento Somos el cuchillo sangriento bajo la pelota radiante unos charlatanes condecorados unos condones rotos unos zapatos sucios la eme amarilla la danza del venado y […]...
- Si tantas partes hay por vuestra parte Si tantas partes hay por vuestra parte Para que os ame y que por vos sospire, ¿cómo queréis, mi bien, que me retire De tal […]...
- Poema lamentable El beodo narraba dificultosamente, Con hipos de agonía y vahos de aguardiente: El residuo de hombre, sin vigor, ni decoro, Era único dueño de un […]...
- Tus ojos, bella flora Tus ojos, bella Flora, soberanos, Y la bruñida plata de tu cuello, Y ese, embidia del oro, tu cabello, Y el marfil torneado de tus […]...
- Diario (i) Hoy, día para vivir, para morir si cabe. Abro la única página de mi diario, misteriosamente en blanco una vez más, esta mañana. Recuerdo apenas […]...
- Canto primero (Del cantar más antiguo) Una casa pequeña sobre un árbol robándole a los pájaros su nido. Nuestro reino duró sólo unos años en el inmenso […]...
- El Último i Una figura errante camina en la incerteza nadie lo reconoce, es un eco maldito. El pasado se torna parte de su belleza y se esconde […]...
- Glorias de la vida ¡Al fuego, cartas de adorados seres, por quien la sangre derramé viviendo! arded a impulsos de esa luz, y ardiendo, con vos se extinga “mi […]...
- Viii (ceremonia) A veces se me inclina De tanta primavera el corazón, Del mucho bregar A todo pétalo. Y se me cansa La noche Sobre el hombro. […]...
- Separación (i) Ya no tocan los ángeles sus clarines y los demonios de la carne se acurrucan medrosos. Una gran sordera recorre las galerías de mi alma […]...
- Mencia quien os hizo bien sabía que criava en vos dos cosas: hermosura entre hermosas y entre tristes alegría. Yos mando que toquéys palmas, pues yo […]...
- Lamento de la madre sobre la lejanía No había visto nunca una luna menos blanca ni cipreses más negros ni aves más imprecisas. ¿Por qué desapareces? Oigo caer tus lágrimas y te […]...
- Retrato de una dama que, por bella y entendida, se equivocaba lo insigne Anarda va de retrato; no es valor, sino licencia, que de plumas de tus alas se arme un pincel que te ofenda. Así el águila, […]...
- El cisne troquelado (la locura) El signo de los signos / el signo de los cisnes. El troquel con el nombre de cualquiera: el troquel anónimo de alguno que es […]...
- Los afectos Un día de tanto puro amor te retuercen el cuello, te muerden en los puntos dolorosos; quieren hacerte altoparlante, te miden, te limitan, te ponen […]...
- Xviii (lo callado del silencio) Llega Salvaje otra tarde que me observa Entre los finos tallos de fuerte árboles Anunciándome El regreso de mi hermano descalzo Mecido en los brazos […]...
- Destino Destino, ¿qué nombre es el tuyo, cruel y despiadado, que te enfrentas, altivo, a la humanidad? Destino, que nos niegas el pan y la sal, […]...