Rasga su pecho el “último romano”
y exclama, deshonrando su memoria:
– Sueño es la libertad, humo la gloria,
y la austera virtud un nombre vano.-
Detén, Catón, la temeraria mano,
que en huir del dolor nunca hay victoria;
fiel a ese pueblo, mártir de la historia,
muere, si hay que morir, cara al tirano.
Torna a ganar la libertad perdida;
vuelve hacia Roma, y cuando hieran, hiere;
si cae la virtud, caiga vencida.
¿Quién su deshonra a su dolor prefiere?
En las batallas de la humana vida
sólo se mata el vil; el noble muere.