Nada más hermoso que la lluvia en invierno,
Guarecerse tras los cristales,
Caligrafiar sílabas mojadas
Que nada significan.
Sosiega ver el frío desde dentro,
La calle desierta, el asfalto tan líquido.
Pensar que, como un río bajo su palio cuajado,
La vida prosigue aunque todo perezca.
El invierno despoja a las cosas
De su misterio. Las vuelve precisas,
Humildes, transparentes,
Cotidianas, veraces, mucho más nuestras.
Ha sido creado para la meditación
Y el recogimiento. Si en los tilos
Faltan las hojas, sólo es signo de perennidad.