¿Blanco tu pecho o bajo la piel dorado?
¿Y los agudos cristales o rosas encrespadas
Como encendidas señales en la fortuna del seno?
Qué fresas maduras, qué sed no resignada,
Qué vértigo en las dunas que se alzan
Cuando el viento de la sangre dobla el agua
Y en blancura bogamos, muertos de oro.