Duerme. Tus juguetes se durmieron ya.
Si la niña duerme, dormirá mamá.
Y, ¡pobre mamá! bien lo necesita!.
¡Se doblan los brazos de la mamaíta!
y aunque eres en mi alma un montón de luna,
te mezo, te mezo tierna y fatigada…
¡Duerme, mientras llenas de luna mi almohada
y vuelves contigo de plata la cuna!.
Duerme, que después, ¿Dormirás tan quieta
como duermes entre mis brazos sujeta?.
¿Dormirás tan dulce, tan hondo dormida
como ahora duermes al seno prendida?
¡Duerme mientras puedas!. Más tarde, bien mío,
te dará el amor vivo calofrío,
te desvelará con sus inquietudes
y terrible guerra dará a tus virtudes.
El deseo en llamas quemará tu lengua
y la desazón te infringirá mengua
y del desengaño la desilusión
hará nido muelle de tu corazón.
¡Duerme mientras puedas!. Arrorró, mi vida!
¡Qué dicha mirarte, dormida, dormida!.
Más tarde, después, arruga primero darás desazón a ala mi hechicera.
La primera cana te dará tortura
y te oprimirá como soga dura
y el sueño, arrorró, no vendrá jamás…
Duerme, que después ya no dormirás.
Duerme, que más tarde tus bracitos breves,
serán cuna de otros fardos así leves,
y cuando tus ojos se cierren cansados
has de abrirlos luego, grandes y asustados
porque tu bebé te despertará
como tú despiertas ahora a mamá.
Duerme, que también yo quiero dormir.
¡Mis brazos son frágiles para resistir!.
y te dejaré caer, pobrecita,
en aquel rincón con la muñequita,
entre tus juguetes, gatos y corderos,
¡gloria la de tus amores primeros!
Y desde un rincón el toro vendrá
y en castigo, fuerte, fuerte, mugirá!
Comerá muñeca, comerá niñita,
llorará solita, ¡pobre mamaíta! ….
Se durmió. La acuesto. Su cuerpo en la cuna,
fulge leve, como si fuera luna.