O. A:Y.
“El diablo se ha metido en mi cabeza”.
Tal vez un aire solitario de Vivaldi
sería la respuesta
pero el hombre
ocupa su lugar dentro del circo
y juega decidido su poca suerte
a los dados marcados de antemano.
Apuesta su sonrisa a la moneda
su voz en la moneda
a la moneda todo el corazón
hasta que el tedio
sobre carta y jugador detiene la ruleta.





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