Quitar a los prisioneros sus símbolos religiosos
Controlar su exposición a la luz
Infligir humillación a su ego y a su orgullo colectivo
Trasladar a los detenidos a un lugar incómodo o sucio.
Para los interrogatorios
Manipular su dieta diariamente
Imponer aislamiento absoluto durante treinta días
Usar perros militares para amedrentarlos
(los perros civiles se quedan en casa)
Ponerlos en postura de presión por más de 45 minutos
Humillarlos en su conducta humana y sexual:
Desnudarlos y vestirlos, vestirlos y desnudarlos
Y luego obligarlos a juegos sexuales inéditos
Particularmente a los varones jóvenes
Acosar a los prisioneros con gritos y expresiones impropias
Ponerles música patriótica a un excesivo volumen
Quitar la calefacción en invierno
Desconectar el aire acondicionado en verano
Volverlos a poner en posturas de presión 45 minutos
Cada dos horas y hacerlo luego cada tres horas.
Todo esto planeado cuidadosamente en los campos de prisioneros
De Abu Graib y Guantánamo
Escritas las normas de interrogación
Con base a técnicas previamente ensayadas en otras ocupaciones
Y bajo la mirada impávida de un cartel
Desde el cual Cristo, el carpintero de Nazareth, nos sonríe:
Rubio, saludable, invulnerable, mudo.