Aquel

AQUEL hombre experto en sus barbas regulares

Era tan dueño de sus ojos

Como la cortesía del humo

Ligero como en una caricia primordial olvidaba

Su último vocablo

Apoyado en la música requería su ascenso

Y el mérito de la lejanía acontecía en vano

Delicia de esperar de rodillas

En el principio de cada color

Y de ahuecar la frente para los pájaros hambrientos

Lenta delicia viaducto delicado entre dos suspiros

Con un poco de miel para las abejas jubiladas

Más allá del niño que sostiene sus ojos

Con densidad de papel verde aun dentro del otoño

Aquel hombre experto amanecía de garganta

Obteniendo la melodía

De dos pájaros al cruzarse

Sobre esa hora que endurece las palabras

El traía en la yema de sus dedos

Cinco llamas de mártir sobre todo

En los guantes enanos que traen la gloria de las estrellas

En los vientos que pasan

Sin rozar su caída de ojos


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Poema Aquel - Luis Álvarez Piñer