APLICANDO la sordina o el rocío al vértigo de lo divino
Reduciendo a un disco de azul tímido el horizonte que miras
Orientando la luz que te adula como si salieras del baile
Cada grano de ceniza enriquece tu alma sin saberlo
Eternidad de mirada sin pensamiento
Voz apacible que te conduce el sol hasta el abismo
De tu desnudez sin límites
Y aun de tus palabras alargadas por la sed
El frío es soportable mientras se cree
Que los hombres del desierto fallecen por falta de música
Y es que como un guardián agradecido al destino
El horizonte deja pasar de vez en cuando la noche
Y la ceniza valúa por ello en tu alma loS aires que van quedando
Para hacer un oasis
Hay apenas esa pequeña diferencia
O especie de nenúfar en depósito bajo el silencio
Aplicando con tino la sordina
Es el horizonte comprometido cuando aún la luna pertenece al enemigo
El horizonte vuelto ceniza por la mirada de los dromedarios