Algunas madrugadas parece que la vida
Late un instante sobre la tersura de un espejo
Y el mar es un sueño sin nombre.
Dentro de mis ojos siento el atroz
Silencio de la muerte
Y quienes precedieron mi memoria
Me miran desde su honda soledad, pero ellos
No lo saben. Son como luciérnagas
En mi mente.
Pero vuelve la luz a mi ventana
Y me rescatan los recuerdos
De amarillos y fugaces días de maíz.
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