Adiós, ciudad gallega, noble y sabia,
Asombro del alarbe y estorlinga,
Estación del flamenco y del mandinga,
Del escita y del que vive en el Arabia.
Adiós, fregona, cuyo amor me agravia,
Gallega molletuda; adiós, Dominga,
Que aunque lo graso de tu amor me pringa,
Siento más el dejar a Ribadavia.
Adiós, fondón, traspuesto en tantos cabos,
Y conocido de los mismos niños,
Que aquí te dejo el alma con mil clavos.
Adiós, catujas, de mi amor brinquiños,
Adiós, redondos y tajados nabos,
Adiós, pescados, berzas, bacoriños.