Adiós

Se fue marchando como muere el día,
Robándose mi luz, serenamente,
Y me dejó una espina aquí en la frente
Que me hace recordarla todavía.
Se fue empequeñeciendo en el paisaje
Con indeciso andar; triste y sumisa
Y se me fue volviendo de ceniza,
-como una estatua gris, con equipaje-.
Se detuvo ante el tren y de repente
Me miró. Y la vi con el pañuelo
Borrarse dos diamantes de los ojos.
Desde entonces mi cuerpo vive ausente
En un limbo de eterno desconsuelo.
Se fue mi alma y quedan mis despojos.


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Poema Adiós - Jorge Antonio Dore