Te quiero porque aprendo contigo a ser distinta.
A sonreír de pronto
Cuando me miras detrás de los paisajes
Que inventas para mí cada mañana.
Porque recortas telas, cartones, ventanales,
Tejados y azoteas.
Porque pintas cobaltos y rojos bermellones
O simplemente hieres de azules y azafranes
Las puertas de mi casa.
Porque eres suave y hueles como las caracolas
Y, en ciertas ocasiones, me robas los perfumes
Que ya nunca me pongo.