Se fue en silencio, meditando cielos,
Atravesando empeños olvidados.
Y nos legó sus sueños remendados
A fuerza de añoranzas y desvelos.
Trazó su ruta palpitando suelos,
Desenterrando ocasos esperados.
Y aunque en tiempo y distancia demorados,
Siguió su empeño renovando anhelos.
Y aún en vano su insistencia ciega,
No quiso el tiempo doblegar su mano,
Y urgando al viento su afanosa entrega,
Se fue una tarde con su sueño arcano.
Con él quedó su inquebrantable vuelo,
Y una tarde de invierno halló su cielo.