A los colegiales de s. clemente de bolonia

¿Por qué con falsa risa
Me preguntáis, amigos,
El número de lustros que cumplí?
Y en la duda indecisa
Citáis para testigos,
Los que huyeron aprisa
Crespos cabellos que en mi frente vi.

Pues no los años fueron
Los que con mano dura
Me los llevaron, ni doliente ardor;
Parte al afán cedieron
Que el estudio procura,
Parte despojos dieron
A tus victorias, ceguezuelo Amor.

¿Veis que en mi rostro imprima
El tiempo sus pisadas,
La lengua turbe, o debilite el pie?
¿Veis que mi espalda oprima?
¿O de brillar cansadas,
La actividad reprima
De entrambas luces con que siempre hablé?
Pues si el ardiente brío,
Que la edad deteriora
Con su fuga veloz, existe en mí:
¿No es vano desvarío
Vuestra demanda ahora?
Si alegre canto y río,
Soy joven fuerte, como joven fui.

Lo soy, y vigoroso
Siento que late y vive,
Propenso a la virtud, mi corazón;
Y en placer delicioso
Afectos mil recibe
Movimiento dichoso
Del alma, si los templa la razón.

Tal vez Febo me envía
Entusiasmo divino,
Que a la helada vejez repugna dar;
Y la nueva armonía
De idioma peregrino,
Las Náyades que cría
El Reno humilde, salen a escuchar.

Seguidme, y al umbroso
Bosque, mansión de Flora,
Que el templo cerca del Amor, venid.
Dadme, dadme oloroso
Incienso y la sonora
Cítara, y de frondoso
Mirto mis sienes cándidas ceñid.

Mancebos y doncellas
Cantan el himno sacro,
Y la pompa solemne comenzó.
¿Veis que llegaron ellas,
Y en torno al simulacro
Esparcen flores bellas,
Y el coro de los jóvenes siguió?

Yo con estos unido
Presentaré mis dones,
Cuando postrados ante el ara estén.
Del certero Cupido
Sintieron los arpones…
¡Ay!, que en vano he querido
Burlar sus tiros, y me hirió también.


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Poema A los colegiales de s. clemente de bolonia - Leandro Fernández de Moratín