Te quiero porque un día aventuraste, loco,
La posibilidad de hacer tú solo de colores un arco
Y encima de la mesa me colocaste un ramo
De plástico y de flores de cartulina blanca.
Porque eres como un niño irreverente y mágico,
Olvidadizo y tierno.
Porque inventaste un beso para hacerme reír
Jugando a ser bufón cuando eras triste.
Porque fuiste capaz
De convertir en humo las estrellas.
Mi dulce caballero. Mi paje. Mi gorrión.
Mi arlequín. Mi ave de paso.