Te quiero porque lloras entre agujas de acero.
Y tejes sin descanso
Como Ulises quisiera que fuera su bufanda.
Porque me miras entrelazando grises.
Y sabes que te espero sentada al otro lado
De una mesa de mármol donde apuras certezas
Que nunca beberemos las dos juntas.
Que eres esa Penélope que devana sus dudas
Entregando su risa a manos llenas
Para que nadie sepa que aguardas lo imposible.