Te quiero porque llevas una niña en la boca
Y de cristal el pecho.
Y de cristal los ojos
Cuando miras o apuras lo que miras.
Porque cuelgas palomas
Y otras niñas como tú por las paredes.
Porque te vas y vienes por la luz de tus trenzas
Sin decirme qué pasos te acompañan.
Y sales a la calle a buscarte los ojos
En el amanecer de esta ciudad sin puertas.