Viaje de la máquina de escribir

Sirves los cuerpos que se respiran letras
Hasta que sus manos graben toda la verdad y
Que tus huesos necesiten años para descansar
Entre las cajas que marcan un próximo silencio.
Has testimoniado la navidad de los escritores.
Escribías cómo acariciaba la lluvia el camino,
Cómo florecían las rosas por la mañana de sol,
Cómo aparecía el arco iris después de la lluvia,
Cómo se desarrollaba un amor en dos corazones,
Y cómo el hombre aprendía a adorar su creador.
Si hoy hay que descansar como una vieja heroína,
Como una catedrática después de su jubilación y
Como una misionera después de su lograda misión,
El mundo comprenderá, pero no te olvidará nunca.
Érase una vez una música de tus teclas que tocaba
Me acompañó por las noches frías que se marchaban
Hacia los nuevos días que luego llené con sueños.
Hubo una vez unos momentos que pasamos juntos.
Los flujos negros desde tu puro vientre me ayudaron
A ganar el primer premio en esta vida misteriosa.
No olvidaré nunca esta buenísima memoria.
Hoy, quizá las pantallas sean más conocidas
Porque las almas están sedientas de silencio.
Pero, ¿quién va a borrar tus huellas clarísimas
En las páginas de los libros gruesos de historia?
Y, ¿quién intentará ahuyentar tu ruido fortísimo
De las orejas aficionadas de miles de estaciones?
Oh, máquina que daba luz a las gotas de amor y
Que otorgaba raíz a las pepitas de pensamiento,
Tu dedicación ya está escrita con tinta de oro
En los libros muy secretos por el hombre sabio
Cuando se dio cuenta de que lo dejarías pronto.
¡Adios, amiga! Tu nombre vivirá como el sol en
Una región tropical, donde bailan las palmeras.
Jogjakarta, 15 de agosto de 2004


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Poema Viaje de la máquina de escribir - Yohanes Manhitu