Un golpe seco en mitad de la espalda.
En ese golpe y en la magulladura
Levanta una casa, y en ella
Madura para el arte y para la muerte
(The running water and the standing stone…)
Aún está el árbol flaco
Al borde del abismo, el río
Cuyo cauce seco pare las preguntas
(¿Es esto todo, el corazón
Y a un paso el viento que devasta?
¿Hay un único camino, éste,
Abierto a pedregales, a desmoronamientos?)
Mira:
Camiones detenidos junto al camino,
Conductores que duermen
O pulsan el siempre pesado cuerpo de las meretrices,
Y sudan, después tienen visiones
De hierros oxidados, de densos aceites
Que chorrean de máquinas abandonadas
Y se mezclan con las pinturas que cubren el rostro
De quien augura, sin estremecimiento alguno,
El final de lo visto y medido.
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