Tres años ha, mi Dios, que las impías
Persecuciones ocasionan llantos,
Y en sus profetas y ministros santos
La crueldad ejecuta tiranías.
Tres años ha que de mi pecho fías
(a pesar de amenazas y de espantos)
Tus fieles siervos, puesto que ha otros tantos
Que el cielo cierra la oración de Elías.
En dos cuevas amparo y doy sustento
A cien profetas tuyos escondidos
Del poder de la envidia y los engaños.
¡Ampara Tú, Señor, mi justo intento;
Clemente abre a mis ruegos tus oídos;
Baste, mi Dios, castigo de tres años!