Sobre un ramo de rosas que te ofrecí

De un retrato que Sir Edmund me
Pidió de Antonia.

¿Somos una serie de frases desencasilladas?
Postrarse ante la realidad patas arriba
Donde sólo nosotros nos paramos sobre la cabeza.
¿Qué hacemos – decí – qué hacemos mientras esos muchachos
Se pegan de balazos en el corazón? ¿Qué hacés vos
Para tener conciencia de la felicidad?
¿La felicidad es una botella de aguardiente casero?
¿Mamá viviendo conmigo y mis hermanos en una casa de putas?
¿Dar vueltas alrededor de un jardín zoológico?
¿Recabar datos en la computadora bestial?
¿Qué hago cuando discutimos
Sobre los animales inteligentes que somos,
Escribiendo Poemas robados a otros más inteligentes
Pero quizás un poco menos inmortales por eso de la alimentación

base?
¡Somos una serie de frases desencasilladas!
¿Nunca habrá tiempo suficiente para contener en esta copa
De teatro lírico a la humanidad?
No hay duda, Antonia, en esta lucha deben parecerse los buenos
Y
Los malos.
Y nosotros que hemos ido como colgajo de ropa sucia
De la mano de algunos quizá más poderosos,
Llevando ese complejo más cabrón que todas las desesperaciones:
La inferioridad como luminosa tragedia.
Conclusión sobre la vida:
Una cesta donde resplandece el pellejo de los muertos.
Esa palabra tuya
Revelando al mundo lo desconocido.
¿Tenemos derecho a considerar estas cosas sencillas?
¿Esa terrible paranoia, esa locura, de aprender
A cantar a los seis años para salvar la vida?
¿Esta bolsa de huesos y carne?
Su contenido algo inmaterial, intangible: alma-tonta-para-eternizar –

Al-hombre.
¿Los ojos tuyos como dos hemisferios?
¿Los ojos de la otra son como los de una paloma en vinagre?
Antonia no nos perdamos en esa oscuridad de los trilobites
Pero te lanzas al ruedo, como si fueras una muchacha idealista
Después de ser
Hermoso árbol sembrado en el centro del patio.

¿Iniciamos el viaje por la vía rápida del envejecimiento?
¿Todo queda reducido a una fenomenología de la razón impura?
Vivir en el menor grado.
Morir en la calle cualquier día de estos
Es una verdad en la puerta de mi casa.
¿Y los muertos esos fantasmas desconocidos viviendo detrás de los

espejos?
Luego nos vamos a bañar dos y tres veces al mismo río,
Antes de tu locura.
Cuando cantabas dentro del baño y reducías todo
A una manera de fingir, recogiendo tus huesos de loba.
Las cuatro paredes y el caño del agua como palo venéreo
O una clepsidra donde se resume tu angustia.
Tu conciencia limpia. El vaso donde bebemos vino
A nadie le hace daño
Salvo a mí que no entiendes esta manera de hablar.
Todo marcha torcido en este tiempo
¿Existen asnos más inteligentes que estos Poemas dedicados a vos?
A vos metiendo el cuerpo
Desesperadamente en una sábana.
Una serie de sensaciones para la mujer más importante de la casa.


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Poema Sobre un ramo de rosas que te ofrecí - Manlio Argueta