Para el recuerdo de Andrés Campos
Cervera -(Julián de la Herrería)-, que
Era de mi Amistad y de mi sangre.
Yo te esperé:
Eras como un hermano cuya mano se busca,
Para oprimir los labios calientes de una herida.
Y faltaste, hermano: te quedaste sin voz
Cuando todos rogaban tu presencia.
Pero vino tu sombra:
Nada más que tu sombra, hermano ausente.
Abrió la boca antigua, todavía sellada,
Y dejó florecer sobre los labios duros
Esta solicitud de perdón por la ausencia:
“…Ya he devuelto a la tierra lo que era de la tierra,
Pero os queda a vosotros lo que seré mañana.
“No me lloréis, hermanos: estoy entre vosotros.
Ya no me lleva el tiempo con sus manos de leguas,
Ni me oprime los ojos la forma del espacio.
“Mi vestidura flota sobre el Alba y la Noche,
Más allá del recuerdo.
Mis avatares buscan otro vaso más puro,
Para infundirme un cuerpo que regrese a vosotros”.
Calló tu voz: sentimos que temblabas de frío,
Pensando en que podrías sufrir otra caída.
Como quien se defiende de una angustia indecible,
Murmuré, como un rezo, tu súplica inefable:
“Ya no me lleva el Tiempo con sus manos de leguas
Ni me oprime los ojos la forma del espacio…”.
Así sea.