Cambia la hora su indumentaria de ayeres
Mientras el señor se acuerda de los manzanos
Aportando turgencias a la siestagraciada
Tal vez sea cristal la carretera
Que diametralmente atraviesa la estancia
Donde un escritorio silla trenzada cirio
Lápiz cuartillas grises boina y alcanfor
Rifan la suerte de un poema estremecido
De ayeres borra la mano vestuarios
Que cruzan asimismo el ámbito sin estufa
Y es azul melodía de la edad
Lo que quiebran los bronquios contra el sol
Apagándose
Desde un retrato reducido emana
Verdores la miradadolescente desnudando
Cincuentaños de chica trigales y altillo
Plazas y sábanas como aves
Picoteando fuegos y eneros haciatrás
Pero nieva
Sobre las áridas alfombras que la noche
Confunde con la ruina ante las instrucciones
Del río al sendero por los abiertos panes
Rechazados que contempla la ridícula sonrisa
En el vaso cautiva nieva
Entre las cejas del señor
Al moverse una muchacha pelirroja
A través de los tatuajes del jardín
Y traspasar la pared para detenerse ante
Su propio retrato
Y delicada lentamente cerrar
Los párpados de un hombre que no escribe
Ni sueña ni aguarda
Ni extraña