Tiene la tarde el color de la encía,
Efluvios de antorchas imprevistamente apagadas,
Una quietud proclive al cansancio.
La plaza retiene algo de la humedad del último aguacero,
Un césped más verde, silencio casi de abordaje.
Un anciano recorre las mesas del bistro
Evocando historias con algo de leyenda.
Estaba en Arc de Triomphe
Cuando la entrada de la Wehrmacht,
Conoció a De Gaulle, Brassens y muchos otros,
Frecuentaba en la noche garitos de moda.
Ahora pasa los días como puede,
Más solo y amargo, más cansado.
Su mirada esconde algo insólito, confuso,
Que extrema en nosotros la turbación de la vida.
Hace frío, como de mediodía en invierno,
Cielo de luz desmembrada,
Espiral de sombras que germinan como maleza
En un jardín abandonado.