Para que no estés triste
Pedacito de mundo abandonado
A la espuma sangrante del Caribe:
Aún queda dignidad en ciertos hombres
Para que no estés triste.
Sé que aúnan sus fuerzas
Los Tartufos que ceba el mundo libre,
Y absolviendo a culpables se empinan como jueces,
Siendo sólo suicidas parlanchines.
Pero mira, también existen hombres
-corazones en ristre –
Que brincan de consuno
Y hacen temblar el yugo que te oprime.
(Yo me permito recordarte esto
Para que no estés triste).
El mundo sigue siendo mundo a secas;
Los buitres no han dejado de ser buitres,
Pero el odio que agosta las flores y los frutos
No seca tus raíces.
Germinando en el surco de tu entraña indomable,
Una simiente virgen,
Espigará algún día con un grito: ¡A degüello!,
Al compás de un machete inmarcesible.
(Patria, yo te refresco la memoria
Para que no estés triste).
Espera… ten confianza,
Aún quedan descendientes de mambises
Despejando horizontes nebulosos
Con disparos de cívicos fusiles.
Y aunque sucumban muchos
Por las torvas pasiones de los buitres,
Le arrancaremos su color al sol,
Porque hasta el sol te ofende con dardos de rubíes;
Secaremos los ojos de tus cuevas;
Peinaremos tus palmas sin palmiche,
Y cantarán los ríos
El Himno de Bayamo sobre tus cicatrices…
¡Para que no estés triste, Cuba mía querida,
Para que no estés triste!