Otros silencios

El silencio nos arroja rostros reales:

Los cuerpos como son: acres, expirantes.

Su palpitación intensa es bosque descuajado,

Seco pajar sin madera, punzante.

Capaz de sorprenderlo a uno en los cansancios.

El silencio no sólo es serenidad

Y un recurso sutil que usa la memoria,

A veces es la herramienta del fuego, del cansancio,

De la desesperación para disolverse en el alma.

Pero también es un dolor de cabeza,

Igual al rumor dejado por los difuntos.

El silencio desgarra la totalidad del cuerpo:

Es un secreto mortal parecido al de los amantes

Cuando beben fuertemente las palpitaciones del aliento,

Hasta caer al fondo del último abismo.

Ah, este silencio! Nada parecido, por supuesto, a la cobardía.

Funesto quizá. Sutil. Saeta de la noche.

Barrotes ciegos, sí. Ígneo por lo arraigado.

El silencio es profundo en sus bocanadas ardientes.

Tiene el cortinaje de suaves espadas

Y un terciopelo de sigilosas hojas.

Tiene de eco, de viento y de lóbrego mar…


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Poema Otros silencios - André Cruchaga