Música

Dijo el poeta al numen: “Ya que inspirarme quieres,
Inspírame algo nuevo,
Que jamás por los hombres haya sido pensado…
“Ancho es el Cosmos, numen; tan ancho, tan profundo,
Que ni siquiera logra la razón asignale
Un límite… Y en este semillero de soles,
De mundos, de cometas, de nebulosas tenues
Como mantos de hadas,
Como la tela misma del ensueño, ¿no puedes
Tú, invisible potencia, mente sutil y pura,
Cosechar el gran lirio
De un pensamiento nunca por los hombres pensado?
“Tiende las alas, numen,
Las alas impalpables.
Boga como un gran soplo sobre el mar de las causas.
Contempla los jardines místicos que florecen
En lejanos planetas;
Escucha al ave de oro que derrama sus trinos
En los bosques de Venus,
Al borde de los anchos canales del rojizo
Marte o en los milagrosos anillos de Saturno.
Salva nuestro sistema, y al ALFA del CENTAURO,
Sol duplo y el más próximo
De nuestro sol, acércate.
Llega a Sirio si puedes: ígneo coloso azul,
Cuyo “punto de vista” preocupaba a Renán. . .
Escucha a los filósofos
Que en algún manso valle de algún remoto mundo,
Departen de las cosas arcanas y esenciales.
“Y cuando vuelvas, todo salpicado del trémulo
Y diamantino polvo de las constelaciones,
Numen, dime al oído tu hallazgo prodigioso,
A fin de que, expresándolo, me torne yo inmortal”.
Y el numen le responde: “¡La idea que codicias
Existe, y yo te diera sus divinas primicias;
Pero tú no eres músico, y ella es toda orquestal!
“Sólo las claves, sólo las pautas y las notas,
Revelarán al mundo sus bellezas ignotas.
Platón oyó a los orbes su concierto ideal,
Y Beethoven, a veces, lo escuchó en el mutismo
Nocturno. Todo es música: los astros, el abismo,
Las almas… ¡y Dios mismo
Es un Dios musical!”


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Poema Música - Amado Nervo