El breve café, el amargo regusto
También – y luminoso-,
De un poema que alcanza el corazón
Y lo deja un instante suspenso,
Mientras se esparce sobre la tierra el sol.
Y como un eco que se rompe,
Como un extraña e inmerecida dádiva,
Esos versos lejanos, – de edad adormecida-,
Me arrastran a través de su estela de siglos.
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