Mejor una jungla en la cabeza
Que hormigón sin raíces.
Mejor sentirse perplejo
Ante la tortuosa calle de las luciérnagas.
Derek Walcott
Entre el aire que descalza
A los pájaros
La vida y la muerte
Cosas de fondo
El fondo de Dios que adivina
El tapiz de los abismos
Sin pensarlo
Hombre a ciegas
Ave migratoria haciendo toboganes
Hacia abajo
Hacia arriba
Lo mismo que el horizonte
Sin nadie en las huellas
De sus manos
Claridad en el centro de dos ausencias
Espacios espectrales que no ve el ojo
La vida en su funda
La noche en su mortaja
Ambas olvidadas
Por la bruma
Todo forma el íntimo sueño
Amarrado en el bolsillo
En los hilos
De las cejas
O en el camino que recorren los recuerdos
Cuando el asombro
Se arquea
Cansado de vivir
Esta bruma de jabón en el aire
Que de repente derrocha
Burbujas en el rostro
Luego cae al hueco de la noche
Donde sólo hay mesas sin sillas
Muelles sin barcos
Días inexistentes
A veces uno se quiere palpar
Saltan los escalofríos
Uno es depósito ajeno
Reflejo de algo
De sombras errantes
De islas
De regresos
De cuerpos que juegan a ser ellos
No sé si de Dios
Uno es el otro
La otra versión del ausente
Tul del agua que se filtra
Como si estuviera vivo
Entre las desnudas
Ramas del aire
Alguna vez nos lanzamos
Al juego súbito del olvido
Y nos tatuamos la piel
Con los pinceles del aire
Nos duele el tiempo
Los espasmos de elefante de sus pisadas
Las piedras que nos exceden
El soliloquio con Dios
Pensamos en caminar
El camino está siempre
Al borde del vacío
Dibujado por el pensamiento
El camino es ese fuego
Calcinado
Que sueña el olvido.