ME dispongo a ser eterno aunque tarde
Por principio o color de mis ojos
Adalid al arbitrio de un tiempo escaso
En motivos de paloma
Como hombre me dice la tierra
No son palomas sino vértebras dedicadas a la oración que se orientan
Por los intersticios de un agua delicada
Procurando sobreponerse a su dignidad de lágrimas
No son sino islas de amor varadas a destiempo
Un racimo de uvas al poniente
Erguido estoy bosque marcado de sueños de almohada
En el preámbulo del decreto celeste
Que obligará la tala de algunas hermosas leyendas
Según la moda es la lluvia detenida en la luz del oeste
Quien cierra en un horizonte estos pocos millones de seres
Aritmética en dulces tiempos
Hasta donde la luna no ha de llevar su palabra
Máquina de palidecer minutos
Ser eterno es sufragar nuestros límites
Venidos de lejos sin prevenir al paisaje
Cuando apenas lo cubre la luna menguante
Quién se atreve a apoyar sus manos en las rodillas de la luz
Delicioso légamo de vientres pulpa de horrendas llanuras
Aunque la tarde al ser mirada fijamente cambie de carácter
Ser eterno es decir
Una memoria de música espantará todos los astros
Y el hombre doblado por su gesto
Coincidirá con los rezos
Desprendidos de los niños cuando aún no ven del todo
Porque madre es tan sólo una espesa arboleda
Y no hay suficientes bacterias de amor
La última la pequeña dosis de oráculo