Los hombres viejos, muy viejos, están sentados
Junto a sus cabras, junto a sus pequeños animales mansos.
Los hombres viejos están sentados junto a un río
Que siempre va despacio.
Ante ellos el aire detiene su marcha,
El viento pasa, contemplándolos,
Los toca con cuidado
Para no desbaratarles sus corazones de ceniza.
Los hombres viejos sacan al campo sus pecados,
Éste en su único trabajo.
Los sueltan durante el día, pasan el día olvidando,
Y en el tarde salen a lazarlos
Para dormir con ellos calentándose.





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